II Simposio

La comunicación de San Josemaría en una pequeña babel entre los cerros de Úbeda

El simposio, de un día de duración, se ha realizado por segundo año tras la primera edición celebrada con motivo del centenario de San Josemaría en el año 2002. Organizada por la fundación Catalina Mir de Jaén, ha contado con el patrocinio de Cajasur, el ayuntamiento de Jaén, Caja Rural de Jaén y la colaboración de Alumni Navarrensis de la Universidad de Navarra y la UNESCO.

El acto es seguido en directo por internet por más de seiscientas personas desde Australia, Francia, Holanda… Manolo, supernumerario del Opus Dei, da salida a la imagen por la red. Tras varios días de intenso trabajo en la agencia de comunicación que dirige, no recuerda ya los momentos de cansancio antes del simposio. Disfruta junto a otros de la imagen corporativa de carteles y expositores de San Josemaría que recorren los pasillos y estancias. Son imágenes que inundan el recinto de la Institución ferial de Jaén, lugar del congreso. De pronto, al otro lado de la pantalla del pc, Manolo recibe un mail desde Madrid. “Me emociona poder seguir las declaraciones del simposio y de Pilar Cambra por la red en directo”, comenta un internauta agradecido. Pero no todo es virtual.

A las puertas del congreso el buen humor se palpa entre los participantes. Hay gentes de todas las edades que han acudido este sábado de sol en compañía de hijos, amigos, conocidos o parientes. Muchos se acercan hasta la guardería acondicionada para los más pequeños para poder seguir con tranquilidad el simposio. Así, los niños se divierten haciendo dibujos o jugando al balón, mientras que su padres y otros participantes saludan y participan de este congreso que durará hasta las siete de la tarde.

Daniel Nwangy es un keniano bromista que se ríe de sí mismo. “San Josemaría ha dado color a mi vida, pero no un color negro, sino un color esperanza” señala a una productora de TV. Daniel viene con algunas personas desde Almería, a más de 200 km de Jaén. Él es una de las muchas personas, hombres y mujeres que han llegado más allá de Jaén, Baeza, Linares, Úbeda, La Carolina… Son personas venidas desde otras provincias andaluzas e incluso de otros países, que dan una nota internacional al simposio, a este pequeño simposio de babel en una  ciudad conocida mundialmente por sus olivos.

De la costa del sol al mar de olivos

Así además de jienenses, hay indios, suecos o alemanes. Jenny Moete Find, es una chica conversa al catolicismo de 25 años y que escucha con atención las intervenciones de María Teresa Laporte, vicedecana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra. Hablan sobre la verdad. «El compromiso social del periodista, tal y como lo entiende san Josemaría, es un compromiso con la verdad y con la importancia de generar una convivencia verdadera. Trabajar sin miedo a que haya una represalia del mercado y con fines loables..”. Jenny oye con atención, como si estuviera escuchando las indicaciones de clientes y compañeros de trabajo como secretaria de contabilidad en una empresa de Málaga. “De eso se trata, de trabajar como un auténtico servicio al ciudadano” parece pensar Jenny.

Junto a Jenny está Christian Mehoune, de Camerún. Christian tiene varios hermanos cooperadores del Opus Dei en su país y ahora descansa charlando con Iván, un joven de veintilargos, con cara sonriente. Ambos observan la exposición sobre San Josmearía que se ha instalado en el hall de la Institución ferial del congreso.

Al otro lado de la cámara

Iván, conoció al Opus Dei en el Colegio Mayor Albayzín. Ahora a la vuelta de los años no ha querido perderse este congreso acompañado de sus amigos. “Estar aquí es una forma de agradecer a San Josemaría lo que ha hecho en mi vida, además de aprender aspectos sobre su enseñanzas comunicativas. Ver cómo se dirigía a las personas de una a una en su predicación. En mi caso, la primera vez que le vi por televisión, parecía que sólo me hablaba a mi, como si estuviésemos él y yo sólamente a pesar de que se trataban de tertulias con innumerables personas y de que yo estaba al otro lado de la cámara”.

Quizá ese sea el secreto. «Con San Josemaría aprendemos que la verdad se dice, no se estudia. En el Opus Dei lo primero que aprendes es que hay que ser sincero, hay que amar la verdad. San Josemaría enseña que comunicar no es convencer o persuadir, comunicar es, sobre todo, amar», señala desde la mesa presidencial Armando Segura, catedrático de Filosofía de la Universidad de Granada

Nexhip Bicaku, sueco y también residente de la costa del sol, le mira sorprendido, pensando que a él también se dirige el mensaje de San Josemaría. Sobre todo ahora que lo ve en primer plano en una enorme valla de publicidad de 3 metros de largo por 8 metros de alto.

En esta imagen del cartel, el fundador de la Obra abre sonriente los brazos al mundo. “Eso es -dice un cámara de TV- que San Josemaría se abra al mundo y que el mundo se abra a San Josemaría”

De periodistas a periodistas, haciendo de periodistas

Alfonso, Daniel o Eugenio también hablan en corrillos. Con motivo del simposio han recorrido la geografía mediática de la ciudad y provincia para expandir el mensaje de San Josemaría con sus testimonios en medios de comunicación, en medios públicos y privados, en televisiones locales, en periódicos… En definitiva, como tantos otros, han hecho suyos el tema de este año: San Josemaría y la comunicación. Ser ellos los primeros comunicadores.

Al fondo del recinto de la institución ferial, Maite -una conocida periodista de una emisora nacional- entrevista a Carlos Soria, uno de los ponentes. Amar el periodismo, es una asignatura difícil. Tan difícil como amar la verdad. Pero en esa aventura –señala Carlos Soria- san Josemaría supo descubrir que “para que haya verdadera convivencia es necesario que haya verdadera información”.

El periodista, buena gente

Pilar Cambra, redactora jefa de Expansión, también abunda en las relaciones con los medios y en la figura de san Josemaría desde la comprensión. La persona por encima de las ideologías. “En mi experiencia, de más de treinta años trabajando como periodista, hay que establecer buenas relaciones personales con los profesionales de los medios, aunque estemos en polos ideológicos diversos. Lo que prima es la comprensión. Al fin y al cabo somos del mismo oficio y, sobre todo, ¡porque el periodista es buena gente! Quizá, hay una imagen que está muy presente en mi cabeza y mi corazón que es el título de un libro de homilías de San Josemaría «es Cristo que pasa». Ante los ojos del comunicador está siempre la humanidad en sus momentos de alegría, en sus momentos de tragedia, en la felicidad y el dolor, colectiva o individualmente. El periodista tiene que hacer frente a la rutina y la indiferencia, esa armadura de piel de hipopótamo que uno puede tener ante el ver pasar a los demás. El periodista tiene que reflexionar, pensar, y llevar en el corazón que, con esos seres humanos que desfilan ante nuestra vista, está pasando Cristo. Yo conocí a San Josemaría cuando estudiaba Periodismo en la Universidad de Navarra. Estuve presente en la famosa homilía del Campus que más tarde se tituló «amar al mundo apasionadamente». Ya en el título se ve que es un texto que llega al corazón de todo periodista porque si hay una profesión que esté en el centro, en el núcleo caliente de este mundo, es el periodismo. El mundo no es algo de lo que hay que huir, no hay que odiarlo, no es intrínsecamente peligroso… San Josemaría nos dice que el mundo es bueno porque ha salido de las manos de Dios. Esa visión novedosa me cambió la vida profesional, me cambió mi vocación. Pasó de ser una vocación de informar, de escribir… a ser una vocación de estar en la entraña del mundo para santificarlo”.

Quizá todas estas razones hacen que el público siga reflexionando. Pues, como señala Jesús Ruiz, baezano de pro, “el simposio me ha enriquecido con un nuevo espíritu crítico positivo”. Y de eso se trata. De mirar siempre con los brazos abiertos desde el optimismo cristiano y esperanzador de San Josemaría Escrivá. De amar al mundo. Amar, apasionadamante.

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