No hay buenos ni malos, hay que conocerse más para entender al otro
“No hay buenos ni malos, lo importante es saber cómo eres tú y como es la gente con la que interactúas”, “lo que cuenta es lo que haces con tu forma de ser”. Así ha comenzado la segunda jornada del Simposio de San Josemaría, donde el coach Carlos Andreu ha retado a los asistentes a conocerse a sí mismos con un ejercicio práctico. Todo con el objetivo de conocerse más para enfadarse menos y dialogar mejor, porque “no puedes cambiar tu forma de ser, pero sí puedes modular con tu comportamiento”, sin “justificar tu comportamiento en tu forma de ser”, “ponerte en los zapatos del otro, entender al que tienes delante”.
En la segunda conferencia del día, el subdirector del centro de Documentación y Estudios José María Escrivá de Balaguer, Onésimo Díaz, ha hablado de la residencia de la calle Jenner en Madrid, que fue un espacio de convivencia entre 1939 y 1943. Díaz ha dado detalles de cómo vivían esos jóvenes de entre 17 y 19 años que se preparaban para estudiar, especialmente ingenierías al término de la Guerra Civil y en medio de una guerra mundial.
Fueron años de mucho estudio, de hambre, de carestía, de cartillas de racionamiento donde se hacían malabarismos para dar de comer a una veintena de chicos. Y aún así en 1940 la residencia estaba completamente llena. Una época en la que el Opus Dei en España la formaban 71 chicos jóvenes y cinco mujeres, y el perfil de los miembros era el de un hombre de unos 20 años, célibe, universitario y de clase social media alta. Ahora el perfil de los miembros del Opus Dei es muy distinto, con más 40.000 personas repartidas por todo el mundo y muy distintas clases sociales. Aunque es estadísticamente el perfil medio se puede corresponder con el de una mujer casada, de clase media, madre de una media de cuatro hijos, joven y trabajadora tanto dentro como fuera de la casa.
Convivencia y cambios sociales
En el panel sobre Convivencia y cambios sociales, ultima mesa redonda de la mañana, los asistentes han podido escuchar tres forma de concebir el diálogo con la sociedad desde la perspectiva audiovisual.
Inmaculada Berlanga ha tratado la visión más formal de la comunicación, de trasmitir las propias convicciones desde el lenguaje tanto verbal como no verbal, poniendo de ejemplo a san Josemaría que “fue un excelente comunicador”.
Andrés Barbé, CEO de Formato Producciones, ha dado una visión muy personal y testimonial de la comunicación dentro del mundo del cine. Finalmente, Raquel Rodríguez, jefa de prensa de Harambé, ONG declarada de interés social, ha hablado de África, “un continente inmenso”, cuyos países han visto empeorada su situación desde que se produjeron los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Rodríguez considera que los problemas africanos necesitan soluciones africanas, que sean los africanos los que salgan adelante con la ayuda de los países desarrollados, no con las soluciones impuestas por éstos últimos.
El Premio del Simposio ha sido este año para el centro El Terral. Un centro de actividades del Raval de Barcelona promovido por Raval en acció, donde se desarrollan programas orientados a proporcionar apoyo socioeducativo a jóvenes y mujeres, la mayoría inmigrantes, y ofrecen recursos que facilitan la inserción laboral y la integración. Para llevar a cabo los programas se promueve el voluntariado entre estudiantes y profesionales.
Terral, abierto a personas de toda creencia, se inspira en las enseñanzas sociales de la Iglesia católica y tiene encomendada la atención pastoral a la Prelatura del Opus Dei. Se encuentra en una zona de la ciudad con alto riesgo de exclusión social, con la mayor densidad de población de Barcelona, mayor porcentaje de población inmigrante, altas tasas de paro, embarazos de adolescentes, abandono escolar o viviendas insalubres.
La directora del centro, Victoria Guindulain, ha agradecido el premio entregado de manos del periodistas jiennense Antonio Garrido, y ha asegurado que con este centro han aprendido que “en el mundo hay más gente buena de lo que creemos”, ya que se trata de un proyecto que sale sólo con voluntarios.
En el anterior Simposio celebrado en 2014 fue premiada la Asociación Pídeme La Luna, en 2012 la escuela de hostelería Fuenllana, y en 2010 la ONG Cooperación Internacional que promueve la participación social de los jóvenes en la ayuda a los más necesitados en 34 países de cuatro continentes.
Este es el octavo simposio que se celebra desde 2002, de forma bienal, con una media de 400 personas cada uno, procedentes de distintos países como mexicanos, franceses, argentinos, chilenos, holandeses, italianos, ingleses, finlandeses, bielorrusos, keniatas y nigerianos.
El Simposio está organizado por la Fundación Catalina Mir, una entidad de beneficencia particular, aprobada por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que tiene como fines promover y realizar actividades de carácter asistencial, cultural y social.